lunes, 13 de febrero de 2012

En el África Subsahariana hay más niños escolarizados que nunca

En el África Subsahariana hay más niños escolarizados que nunca gracias al importante aumento del gasto en educación.


Los países del África Subsahariana incrementaron en más de un 6% anual el gasto real en educación a lo largo del último decenio, según un nuevo informe publicado por la UNESCO. No obstante, a pesar de esa considerable inversión, hay muchos países de la región que siguen lejos de poder proporcionar a todos los niños una enseñanza primaria de buena calidad.
El informe, titulado La financiación de la educación en el África Subsahariana – Solucionar los problemas de extensión, equidad y calidad, ofrece los datos más completos y actuales disponibles sobre la financiación de la educación en 45 países africanos. Publicado por el Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU), con sede en Montreal, incluye también un historial de estadísticas que permite seguir la evolución de la financiación de estos sistemas educativos desde el Foro Mundial sobre la Educación celebrado en el año 2000.

“Este informe muestra muy claramente el compromiso de los países africanos y sus socios por alcanzar la educación para todos” dijo la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova. “También muestra que sus esfuerzos están dando resultados, pues hay más niños escolarizados que nunca. Esto es francamente alentador y debería incitar a todos los socios de África a prestar el apoyo necesario para superar las carencias aún existentes”.

“El llamamiento en pro de la Educación para Todos ha sido escuchado”, estima Hendrik Van der Pol, director del IEU. “Ahora, es necesario mantener esas inversiones a pesar de las actuales turbulencias económicas. Para ello, será necesario tomar decisiones estratégicas basadas en hechos y no en hipótesis”.

En África, el aumento de la inversión en educación ha ido acompañado de algunos resultados espectaculares. Entre 2000 y 2008, el número de niños escolarizados en la enseñanza primaria aumentó en un 48%, pasando de 87 a 129 millones. En ese mismo periodo, el número de alumnos matriculados en la enseñanza preescolar, secundaria y superior también aumentó en más de un 60%.


En Burundi y Mozambique, por ejemplo, el gasto en educación aumentó en un 12% anual por término medio. De los 26 países con información disponible al respecto, tan sólo uno –la República Centroafricana– registró una disminución del gasto en educación desde principios de década.

A menudo se ha pensado que el aumento de la inversión en educación en los países africanos sirve simplemente para compensar la supresión de la matrícula de pago en las escuelas primarias. Esta supresión hizo que efectivamente aumentase el número de alumnos matriculados, pero al mismo tiempo provocó la masificación de las aulas en muchos países de estos países. Aún así, según el informe del IEU, el gasto público en la enseñanza primaria aumentó a un ritmo mucho más rápido que el de la escolarización en este nivel de educación. Además, muchos gobiernos no sólo ampliaron el acceso a la educación sino que también trataron de mejorar su calidad.

En promedio, la inversión en educación representa más del 18% del gasto público total en los países del África Subsahariana, mientras que en otras regiones del mundo ese porcentaje es del 15%. En total, esta región africana dedica a la educación el 5% de su Producto Interior Bruto (PIB), un porcentaje que la sitúa en el segundo puesto a nivel mundial, después de la región de América del Norte y Europa, donde la proporción del PIB destinada a la educación es del 5,3%.

A pesar de esta inversión, muchos países del África Subsahariana están todavía lejos de poder proporcionar a cada niño una enseñanza primaria de buena calidad. Los datos más recientes muestran que en un tercio de los países de esta región la mitad de los niños no termina sus estudios primarios. Además, siguen sin escolarizar 32 millones de niños africanos en edad de cursar primaria. El informe del IEU pronostica un aumento de esa cifra, ya que está previsto que la franja de población con edades comprendidas entre 5 y 14 años aumente en un 34% durante los próximos veinte años.

A causa de la reciente crisis económica, la mayoría de los gobiernos del África Subsahariana tendrán que adoptar decisiones muy importantes sobre cómo satisfacer las necesidades de una población escolar en aumento constante. En el informe del IEU se proporcionan nuevos datos para facilitar el examen de algunos elementos clave para el equilibrio de las políticas de educación. Por ejemplo, para saber en qué nivel de enseñanza –primaria, secundaria o superior– deberían invertir más los gobiernos.

En Lesotho, por ejemplo, el gasto por cada estudiante universitario es cincuenta veces superior al gasto por alumno de primaria. La mayoría de los países de la región dedican a cada estudiante de enseñanza superior una suma diez veces mayor, como mínimo, a la que invierten por alumno de primaria. En Madagascar, del total de la población del país que cursa estudios solamente va a la universidad un 9%. Sin embargo, este grupo absorbe de por sí solo el 27% del total del gasto público dedicado a la educación (véase el recuadro sobre Burundi).

Según el informe del IEU, los gobiernos deberían invertir más en los niveles inferiores del sistema educativo en el caso de aquellos que se encuentran todavía lejos de alcanzar el objetivo de la universalización de la enseñanza primaria.

En todo el África Subsahariana, las familias proporcionan el 30% del total de recursos financieros de la educación primaria, convirtiéndose así en la principal fuente de financiación privada del sistema educativo. Este porcentaje aumenta hasta el 44% en el primer ciclo de la enseñanza secundaria y un 49% en el segundo ciclo. En cambio, en la enseñanza superior ese porcentaje disminuye hasta el 22%. Esto significa que de cada diez dólares gastados en este nivel de la educación ocho corren a cargo del Estado, lo cual plantea un serio problema en materia de equidad.  

¿Debería un país permitirse cubrir el 80% de los gastos de los estudiantes universitarios, quienes además normalmente vienen de familias con suficientes recursos económicos, cuando al mismo tiempo no es capaz de proporcionar educación primaria a todos los niños en edad escolar? Si los gobiernos dedicasen más recursos económicos a los niveles inferiores del sistema educativo, más familias podrían incrementar su contribución al gasto en educación superior sin, al mismo tiempo, poner en riesgo el crecimiento de ésta.

Otra fuente importante de financiación de la educación en el África Subsahariana es la comunidad internacional, que en 2008 proporcionó 2.600 millones de dólares para educación en la región. Los préstamos y subvenciones en concepto de Asistencia Oficial para el Desarrollo (AOD) representan un porcentaje muy reducido del gasto total en educación de los países africanos (5,6%). Sin embargo, en algunos países, cómo por ejemplo Guinea, Malí, Rwanda y Zambia– la AOD llega a cubrir un 50% de los presupuestos de educación estatales.

Parece poco probable que la AOD destinada a la educación aumente en un futuro inmediato, pero tal como se señala el Informe del IEU existe una diferencia entre los compromisos reales de ayuda y los desembolsos efectivos de fondos. En el periodo 2002-2008, la comunidad internacional se comprometió a proporcionar un total de 15.860 millones de dólares a los sistemas educativos del África Subsahariana, pero un 9% de esa suma no se desembolsó porque los países de la región no contaban con los programas y las estructuras necesarias para absorber estos fondos de ayuda. Como resultado, cada año quedaron sin gastar unos 221 millones de dólares de media, un dinero que podría haber financiado el funcionamiento del sistema educativo de cinco países de la región: Burundi, Cabo Verde, Comoras, Guinea y Rwanda.

Burundi – caso práctico

Burundi ha conseguido triplicar desde 1999 el número de alumnos matriculados en la enseñanza primaria, gracias a la adopción de tres medidas importantes. En primer lugar, el gobierno aumentó la inversión en educación a lo largo de la última década. Globalmente, el gasto en enseñanza pública experimentó un fuerte aumento durante ese periodo: en 1999 representaba un 3,2% del Producto Nacional Bruto y diez años más tarde un 8,3%. En segundo lugar, el gobierno encauzó hacia la enseñanza primaria una gran parte de los recursos  destinados a la educación. En 2009, el gasto en enseñanza primaria se había duplicado con respecto a 1999, año en el que este nivel de educación recibía casi el mismo volumen de recursos que la enseñanza secundaria. La inversión en enseñanza primaria representaba en 2009 el 53% del gasto total del Estado en educación. Este cambio en la asignación de los recursos hizo que el gobierno pudiera adoptar en 2005 la tercera medida importante: la supresión del pago de derechos de matrícula en la enseñanza primaria. Como resultado de estos esfuerzos gubernamentales, según los datos suministrados por el Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU), el número de niños sin escolarizar en educación primaria disminuyó, pasando de 723.000 a 10.000 en 2009.

Fuente: Servicio de prensa de la UNESCO

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